jueves, 2 de febrero de 2012

Lectura del último año de Unamuno, Rector de la Universidad de Salamanca

Hola a todxs!
Desde principios de este curso, estuve reflexionando sobre el tema al que dedicaría mi trabajo de investigación para la asignatura Historia de la Educación en España. Tras varias dudas sobre si hacerlo relacionado con mi tierra, Extremadura y que tuviera que ver con la época más apasionante y difícil de nuestro país, pensé en numerosos personajes e identidades, en su mayoría mujeres, porque consideraba que ellas tenían mucho más mérito, ya que dejar huella en una sociedad machista es de mucho más valor para mi, a pesar de todas las trabas que la misma historia nos ha dejado en el camino y nos sigue dejando.
Aún así mi cabeza no paraba de dar vueltas, no contenta ni convencida con mi elección. Fue el 12 de Octubre “día de la Hispanidad”, cuando leyendo un artículo del diario Público, me conmocionó la historia que se narraba. Una historia de la que jamás había oído hablar. Se trataba de una anécdota que había tenido lugar en la Universidad de Salamanca, con un personaje como protagonista del que yo estaba más cerca de lo que creía y que no había pasado por mi mente.

Siempre había sentido admiración por D. Miguel de Unamuno, más que nada por su literatura, de la cual era conocedora de un par de novelas que leí en secundaria (Niebla y San Manuel, bueno, mártir). También había escuchado pequeñas voces en mis cinco años de estancia en Salamanca que contaban su relación con la ciudad y con la Universidad, pero nada más lejos de lo turístico y de lo que la mayoría sabe. Fue entonces, cuando empecé a interesarme especialmente por él. Sentía que todo esto escondía algo misterioso, algo que mucho tiempo había estado en silencio y que por tanto, ni siquiera hoy se le estaba dando la importancia que merecía. Comencé a sentir mucha curiosidad sobre este personaje liberal, solitario, crítico, pensador, intelectual, bohemio... y eso me producía tal melancolía que me enganchó.

Cierto día, tras la recomendación de mi profesor, me dispuse buscar información en la Biblioteca Histórica de la Universidad en antiguos periódicos de “El Adelanto”, diario de Salamanca, desde el año 1931-1936. La recogida de información fue lo mejor del trabajo. La sensación que experimentaba un día tras otro cuando acudía a la biblioteca en la que él pasaba tanto tiempo; paseaba por los pasillos del claustro donde le había visto posar para fotografías; o las simples calles que se citaban en las lecturas de los periódicos que analicé para obtener documentación, y que seguían en el mismo lugar, pudiéndose ver y tocar, me emocionaba. Mi cabeza no paraba de imaginar y soñar en que quizá él hacía el mismo recorrido que yo muchas mañanas. Fue una verdadera obra de satisfacción personal, me encantó la vivencia de poder respirar y tocar aquellos diarios de tantos años atrás, y comprobar que se nombraban lugares que hoy todavía siguen vivos y se utilizan y otros que ya no están como el teatro Bretón.


Durante la realización del trabajo, tuve la suerte de hacer un viaje a Bilbao, lugar de nacimiento del personaje, con motivo de la #kddbilbao (encuentro de educadores twitteros), y realicé esta fotografía.






El trabajo se centraba en el último año de vida del escritor con el nombre: "Lectura del último año de Miguel de Unamuno, rector de la Universidad de Salamanca". En el he tratado de recopilar aquellos momentos tan difíciles por los que pasó el rector, así como sus ideas firmes y a la vez inseguras, de sus últimos años de vida. Conociendo así el sabor de esa loca incertidumbre pero a la vez muy cuerda realidad, de lo que sentía y de lo que vivía. La investigación me ha servido para situar y organizar muchísimos datos en mi cabeza y ordenarlos en una línea en el tiempo, y también he aprendido más a fondo cosas que ya me gustaban del escritor de la generación del 98, luchador, soñador y libertario.
Fue un personaje muy unido desde siempre a la educación, siendo profesor y rector, y marcó la historia del momento; ya que ha sido una fuente de saber de primer orden para conocer el Sistema Educativo que había entre finales del siglo XIX y principios del XX. Siempre con una memoria crítica con la institución escolar. A través de la investigación he podido saber que esta era la crítica que se asentaba entre el mundo escolar y la vida, entre el seco conocimiento de las instituciones públicas y académicas de entonces y el brillo de la ciencia y de la vida que proporcionaba el intelectual.

Él siempre tuvo el convencimiento de que su pluma valía mucho más que la mejor espada, fue fiel conformador de la II República Española, y sufridor de esta, un gran apasionado de la ciudad de Salamanca donde vivió alrededor de 40 años. Pasó sus últimos dias hundido en el mayor caos de lo que estaba sucediendo, prisionero en su propia casa. Hay quien afirma que murió apenado y confuso, mezclado de sentimientos: división de España, levantamiento militar... Fueron infinidad de acontecimientos y circunstancias, los que moldearon a un hombre que registraba de manera exacta las limitaciones e imperfecciones de su mundo y del nuestro. Para algunos, el fin de Unamuno llegó el 12 de Octubre de 1936 con el famoso discurso con motivo del "día de la raza"; que años más tarde ha sido tan sonado y criticado.
Aun cuando la guerra ya había terminado, la insensatez de España era tal que no se oían nada más que acusaciones, insultos represalias franquistas que daban paso a una España espeluznante primitiva, incurable y aniquiladora; totalmente contrapuesta a la libertad del ilustrísimo defendido por Unamuno tantas veces, con la más sublime generosidad de un sueño de niño. Con la dictadura se dio un largo período de silencio en donde después de muchos años, no se llega a pronunciar palabra de la vida y la obra del escritor, hasta finales del siglo XX. No puedo ni imaginar cómo pesa la única estatua dedicada a Unamuno, frente a la casa en la que murió en la calle Bordadores a todos los salmantinos. 

Aunque a veces un tanto discrepante con los ideales, las formas o el discurso del señor Unamuno, lo cierto y verdad es que, habiendo conocido más a fondo el personaje, hay cosas con las que no estoy de acuerdo, en cuanto a forma de pensar, pero sí en cuanto a personalidad; ya que considero que era un hombre muy claro y justo para la época. Para mí, ha sido una experiencia muy gratificante y enriquecedora que me ha proporcionado una visión de una historia más palpable. El tocar los documentos informativos de la época me ha resultado una práctica inolvidable y la más verdadera de todo el trabajo. Me siento privilegiada de poder estar de paso, como él, en esta ciudad de saberes, que encierra mil historias en sus calles y edificios. En ocasiones me contagié de la borrosa visión del personaje en determinados acontecimientos, en los que se contradecía y no lograba comprender el por qué de sus actos, hoy sigo sin entender, como la propia historia y sus gentes, que somos quienes la hacemos, le hayamos tenido en el olvido durante tanto tiempo, castigado. Aun así, feliz de que con el tiempo, se haya desgranado poco a poco la trama de cómo fueron esos días para el rector, me siento orgullosa de haber sido alguien que sí lo recordó y se preguntó por lo que hizo.

Termino con el vídeo que muestra un fragmento del discurso con el que puso fin a su incoherencia y en el que mostró su arrepentimiento de haber apoyado al enemigo públicamente.



Salud!